(Bogota Colombia) Miguel Uribe Turbay, de 39 años, provenía de una familia con una fuerte trayectoria política y periodística: era hijo de la periodista Diana Turbay, asesinada en 1991 durante un operativo de rescate tras ser secuestrada por el cartel de Pablo Escobar, y nieto del expresidente Julio César Turbay Ayala. También era esposo de María Claudia Tarazona, con quien tenía un hijo de cuatro años, además de tres hijastras a quienes había acogido como propias.
El atentado ocurrió el 7 de junio de 2025 en el barrio Modelia, en el occidente de Bogotá, mientras Uribe participaba en un acto de campaña presidencial. Videos captaron el momento en que, mientras hablaba en una tarima improvisada, se escucharon varios disparos y él cayó al suelo. Sus escoltas lo llevaron a un centro de salud cercano, y luego fue trasladado a la clínica Fundación Santa Fe, una de las más prestigiosas de la ciudad.
Desde ese día permaneció hospitalizado en estado crítico. Se sometió a múltiples cirugías por un sangrado intracerebral y un edema cerebral persistente. El fin de semana previo a su muerte, su estado se agravó de forma irreversible, y finalmente falleció a la 1:56 de la madrugada del lunes. La clínica destacó que durante más de dos meses su equipo médico trabajó “incansablemente” para salvarlo.
La Policía capturó de inmediato a un menor de 14 años como presunto autor material del ataque, además de otros cuatro sospechosos. Una de las hipótesis principales apunta a la participación de la disidencia de las FARC conocida como Segunda Marquetalia, liderada por alias Iván Márquez, aunque ningún grupo se ha atribuido la responsabilidad.
La noticia provocó una fuerte conmoción nacional, recordando a los colombianos la ola de asesinatos políticos de finales de los 80 y principios de los 90, como los de Bernardo Jaramillo, Carlos Pizarro y Luis Carlos Galán.
Diversas figuras políticas reaccionaron. Álvaro Uribe Vélez, líder del partido de Uribe Turbay (Centro Democrático), lamentó “la destrucción de la esperanza”. El expresidente Iván Duque calificó a Uribe Turbay como “un joven admirable” y condenó a los criminales. Desde sectores opuestos, la senadora María José Pizarro expresó solidaridad con la familia y criticó a quienes usan la violencia para influir en la política. La vicepresidenta Francia Márquez hizo un llamado a construir democracia con respeto y diálogo, no con balas.
En el plano internacional, el secretario de Estado de EE. UU., Marco Rubio, expresó tristeza por la pérdida y pidió justicia para los responsables.
Uribe Turbay era abogado de la Universidad de los Andes y tenía una maestría en Administración Pública por Harvard. Su carrera política comenzó muy joven: a los 25 años fue elegido concejal de Bogotá por el Partido Liberal, donde se destacó como crítico del entonces alcalde Gustavo Petro. Con el tiempo se convirtió en una figura central de la oposición, con un discurso enfocado en seguridad, defensa de las instituciones y oposición a la política de “paz total” del Gobierno.
Su muerte deja un vacío en la política colombiana y marca un episodio que revive el temor a los magnicidios que han golpeado al país en el pasado.
Fuentes: El Pais, Telemundo, El Tiempo, El Colombiano