En cuestión de horas de la vida de Gladys, la bomba de Tucumana dio un gran giro después de que su compañero, Luciano Ojeda, murió 38 años después de luchar por un tiempo con una enfermedad terminal. En este sentido y después de varios años juntos, había un deseo de que no cumplieran y estará inacabado.
Hace unos años, la cantante dio una entrevista hablando sobre su regalo y regalo amoroso, confesó lo que había planeado con Luciano. “Divino. Belo, no físicamente, sino divino del alma”, comenzó a decir en ese momento, en diálogo con el espectáculo. Inmediatamente, el cronista quería saber si el artista estaba enamorado.
Con una sonrisa, los ojos brillantes y la alegría en su voz respondieron: “Sí. Él no es de la atmósfera, tampoco me gusta, tampoco me gusta exponerlo, pero me hace feliz”. En este contexto, el comunicador preguntó cuál era su plan futuro: “¿Te gustaría volver a casarte con tu vida? ¿Matrimonio, tener más hijos?”
“Todo. Me encantaría todo, todo, tal como dijiste, en ese orden: casarse conmigo, niños, familia”, Gladys cerró con una sonrisa y caminó junto a Ojeda. Así, después de la muerte del hombre, este deseo estará inacabado.
Aunque no hicieron este sueño en ese momento, el artista habló con TeleShow al respecto. “Propongo todos los días en mi vida, todo el tiempo que quiere que sea su esposa. Hoy no es algo que él quiera hacer pronto. Por ahora, mmm, no lo creo. Luciano me está pidiendo que mida, pero no me moví, pero me dejaba lejos, que me estaba alejando. Ahora el matrimonio no es una prioridad.
“Lo conocí cuando estaba haciendo la temporada en Carlos Paz”, dijo a Lam, el programa de América. “Su nombre es Luciano Ojeda, se gradúa en higiene y seguridad y vive en Buenos Aires”. La emoción rompió su voz: “Nunca sentí lo que siento por él, podía desnudarse y decir por primera vez que me enamoré”.
Los recuerdos de aquellos días en Córdoba se registran no solo en la memoria del cantante, sino también en su piel. “Fue increíble, nunca imaginé que podía tatuarme con un hombre, nunca lo hice y que tengo 58 años”, confesó. Y lo hicieron: un tatuaje con la coordenada de un momento de base. “En Carlos Paz, hay un lugar llamado Black Bridge … es la coordenada en latitud y longitud donde fuimos abrazados sin reunirnos, durante dos horas. Fue algo mágico”.
La pasión era repentina y profunda. “Es la primera vez en mi vida que estoy a cargo de lo que siento”, reconoció, con los ojos llenos de lágrimas. “Se transmite en varios programas telefónicos, contando nuestra historia y cuánto nos enamoramos”.
El cantante no tenía escrúpulos al compartir esta transformación íntima y rapta: “Le agradezco mucho porque me di cuenta en esta edad de que nunca estuve enamorado de nadie. Del padre de mis hijos, mi hijo fue buscado, pero nunca lo sentí por nadie”.
La historia de Perola luego se convirtió en un control médico: encontraron un tumor en el abdomen, lo que se convertiría en la causa de su muerte.